Son muchos los motivos por los que es necesario cambiar nuestra rutina al menos cada 6 semanas, y no más seguido que 4 semanas. Al cambiar una rutina deberemos optar por ejercicios que entrenen los mismos músculos que veníamos trabajando, pero con un àngulo o intensidad diferente.
Esto nos ayuda en varias medidas. En primer lugar, logramos evitar lo que se conocen como “mesetas” del entrenamiento; esos períodos de tiempo en los que no notamos cambio alguno en nuestro aspecto físico, a pesar de acudir al gimnasio como siempre. Y por otro lado, es bueno a nivel mental, ya que no hay nada peor que temer un ejercicio o simplemente aburrirnos con el por haberlo repetido demasiadas veces.
Incluso se pueden agregar nuevos elementos a la rutina, aprovechando el clima veraniego que se disfruta en esta época del año y realizar paseos en bicicleta, caminatas, correr al aire libre o incluso realizar actividades quizás más exóticas como remo o navegar en canoa.
Originally posted 2011-07-10 19:13:58.